Cuando el otoño
aprieta su puño,
el frío muerde
y el viento
sacude el alma
sin frenos.
Cuando los árboles
deshojados
y gélidos,
con sus ramas
muestran
de la vejez
sus desnudos
miembros.
Pienso en ti,
en tu abrazo
y en tus besos.
En la primavera eterna
de tu amor
y en el verano
de tu vientre
y tus senos.
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