jueves, 7 de octubre de 2010

TU AUSENCIA

No estabas, te reclamé, te llamé, te busqué bajo mi piel y entre mis manos, en la intimidad de mi boca te esperé. En el rumor del asfalto de mil calles pisoteadas adiviné el sonido quedo de tu voz, el eco embriagador de tu nombre y no estabas. Y jugué con palabras escondidas entre recuerdos imposibles y lágrimas hambrientas. Te requerí mientras resbalaba por tus sentidos con los míos fluyendo a borbotones pero no estabas.

Saboreé el desencanto de no hallarte, engullí amargura sorbo a sorbo y me recreé en mi desdicha abandonándome al deseo de inventarte. Al afán de imaginarte y construirte a mi medida desechando lo evidente, agotando de reservas mi memoria, descubriéndote. Y recreé tu imagen en mi delirio desde la más descabellada de las suertes, aunando desaliento y compromiso por no encontrarte, por no tenerte, porque no estabas.

Porque no estabas y aun así creí adivinarte agarrándote a mi risa desde el peldaño más alto de mi frente. Confundiéndome, arrancándome la angustia con los dientes, arañando el desengaño y despedazando miserias. Desatando el anhelo creí soñarte, desenredando inquietud y rabia, sosegando mi vientre. Pero no te sabía cerca, no estabas.

No estás, te reclamo, te llamo, te busco bajo mi piel y entre mis manos, en la intimidad de mi boca te espero...

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