jueves, 2 de septiembre de 2010

DESNUDO



Su cuerpo resonaba en el espejo

vertebrado en imágenes distantes:

uno y múltiple, espeso, de reflejo

reverso ahora de inmediato antes.

Entraba de anterior huida al dejo

de sí mismo, en retornos palpitantes,

retenido, disperso, al entrecejo

de dos voces, dos ojos, dos instantes.

Toda su ausencia estaba -en su presencia-

dilatada hasta el próximo asidero

del comienzo inminente de otra ausencia:

rumbo intacto de espacio sin sendero

al inmóvil azar de su querencia

¡estatua de su cuerpo venidero!


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