lunes, 6 de septiembre de 2010

LA SOMBRA DE VIENTO





La sombra del viento
se cernía sobre mí.
La gaviota rompía el silencio
volando a ras del mar.
Por un instante, me sentí feliz
de ser lo que soy, un hombre.
Como el poema, que es poema
sin pretender ser otra cosa.
Iba poco a poco hilvanado
los hilos de su estructura.
Mientras pensaba en ella
altiva e inalcanzable.
Como casi todo lo que deseo
en esta vida, que es vida.
Bajo el firmamento
de noches estrelladas
de días llenos de magia
¿Cuánto daría yo
por estar a su lado?
Para una gaviota el vació del espacio
es su elemento.
Y cuando alza el vuelo
sus alas despejan la sombra
que se cierne sobre mí.

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